El pacto entre PP y Vox dio como resultado un gobierno muy alejado de la paridad y, también de lo marcado por la Ley de Igualdad 3/2007, que pide una participación equilibrada de hombres y mujeres en las listas electorales, en las AA.PP. y en los Consejos de Administración de las empresas, de forma que ningún sexo supero el 60% ni esté por debajo del 40%.
Y cuando se le pregunta al presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco, dice que es lo que hay: “son los mejores y las mejores”. Es como si estuviera enviando el mensaje de que la política es cosa de hombres.
Quizá esta desigualdad en cuanto al número de hombres y mujeres se pudiera achacar a la ideología conservadora del socio de gobierno, sin embargo, lo más llamativo es que estos datos, por desgracia, no sólo son característicos de este pacto de derechas ni de esta comunidad, ya que los puestos principales siguen ocupados por hombres.
Hechos y cifras: Liderazgo y participación política de las mujeres
La socialización diferenciada entre niños y niñas ha dado lugar a estas situaciones. Los niños eran, son y, quisiera pensar que NO serán educados para ser fuertes, agresivos, líderes natos; mientras que las niñas se las enseñó a ser educadas, dulces, amables…
Por suerte, estos roles han cambiado en la actualidad. Pero quizá no tanto como quisiéramos. En los últimos tiempos se observa más regresión en ámbitos relativos a la educación, sexo, género por parte precisamente de aquellos que deberían contribuir a hacer mejor esta sociedad, la gente joven. Influenciados por todo lo que llega a través de los medios, cada vez hay más jóvenes, por suerte minorías, más intransigentes, con ideas de hace siglos.
Estamos en el S. XXI y muchas veces vemos noticias que parece que vivimos en épocas del siglo pasado. Las mujeres tienen que demostrar mucho más para llegar a determinados puestos y niveles.
Las conclusiones son claras, en el mundo de la política, los partidos no se toman en serio la paridad, sigue siendo un mundo liderado por los ‘varones’. Y esto, por desgracia se puede trasladar a otros muchos ámbitos de la vida cotidiana.
Queda todo por hacer para alcanzar la paridad y la igualdad.
Hemos avanzado en muchos aspectos: la educación ha cambiado, se han prohibido los colegios que segregan por sexo. También ha habido grandes avances con leyes como la LGTB, la Ley de Igualdad, etc., pero aún queda mucho por hacer y muchas mentes que cambiar.
Pero a pesar de los progresos logrados en términos de normas sociales, todavía hay una notable disparidad entre géneros en diferentes ámbitos.
El camino está trazado, pero los avances para cerrar las brechas exigen un esfuerzo colectivo.
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